"...que es el hombre sino un intermedio entre la nada y el todo...", decía en "Pensamientos sobre el Hombre" Blás Pascal. Aquí es ese "intermedio" el que va a pensar, divagar, filosofar; es la misma excitación intelectual la que va a dar a luz hijos, algunas veces deformes y extraños y, otras veces, profundamente indomables y sublimes pero siempre "humanos, demasiado humanos".
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